Me he liado a cuchilladas en sueños.

Asusta el titulo, ¿¡eh!? Pues es cierto, esta noche he soñado, supongo que siempre sueño pero nunca lo recuerdo. El tema es que iba yo paseando por las callejuelas de una urbanización (no sé si solo o acompañado) cuando vi la casa de unos primos segundos de mi abuela, que no sé de dónde se habían sacado la casa pero era de ellos. La casa estaba en una curva, un jardín con un césped reluciente que casi dolía a la vista, pese a estar un poco nublado, con flores llamativas, nunca se me ha dado bien identificar especies.

Entré empujando la puertecita que no alcanzaba mis rodillas -no entendí la función de una puerta que se podía pasar por encima sin esfuerzo- y me dirigí por el camino de piedras, que pese a no ser de baldosas amarillas me hizo sentir de hojalata. Al llegar al zócalo la puerta estaba abierta, entré y me asomé a la cocina, sigo sin entender porque entré como si fuera mi casa pero me adentré hasta la cocina, allí estaba el arma protagonista, un cuchillo de unos 30 centímetros. Como en las películas oí un ruido y cogí el cuchillo, que típica es la historia hasta ahora, y me dirigí al salón. Allí me encontré a un tipo muy parecido a Ángel Martín con una bolsa en la mano, era inglés (tenía cara), se me acercó con cara de pocos amigos tras agarrar las pinzas de la chimenea, le asesté tres puñaladas sin compasión.

No pensé en lo que acababa de hacer me dirigí a la cocina y al abrir la puerta eché al suelo a un grandullón de pelo rapado y cara de hooligan, lo cual confirmó mis temores de que el "angelito" que yacía en el salón fuera británico. El tipo de la cocina se recuperaba a gruñidos. No me lo pensé, intenté acuchillarlo de nuevo una cuchillada pero el cuchillo rebotaba contra su piel, era como intentarlo contra una pared, una y otra vez, hasta en la cabeza lo intenté. Lo extraño era que el cuchillo no se deformara. Mientras el tipo se levantó y agarró una silla al más puro estilo western para abrirme la cabeza con ella. Al levantarla me percaté de un punto débil: su axila, le incrusté el cuchillo todo lo que pude y tras abrir la boca y los ojos tanto como pudo se desplomó.

Aún me sigo pensando cómo comencé a dar el siguiente paso: esconder los cadáveres, lo logré con el más grande. Mientras volvía a por el segundo vi un coche que aparcaba, un matrimonio, dos niñas de unos 14 años. Los hijos de los propietarios. Pensamientos: la casa llena de sangre, un cadáver en el salón, mis manos manchadas de sangre, un cuchillo de cocina manchado de sangre... El despertador me ha salvado del final.

Buenas Noches y Buena Suerte.

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4 comentarios:

Eme dijo...

No sé cómo he leído el título...pero pensaba que te liabas a cuchilladas contigo mismo (lo cual habría sido infinitamente más desagradable, seguro).

No veas películas de violencia antes de irte a dormir ;)

Josete dijo...

Sólo vi una de gángsters (de la que colgaré la crítica) de toda la vida... snif.

Nacho dijo...

Me das miedo... La gente "normal" sueña que le acuchillan, no al revés!

Josete dijo...

Hombre, supongo que es lo menos habitual, si es que hay algún sueño habitual. Espero que se quede sólo en un sueño...jeje!