Cómo nos decidimos por un libro u otro es uno de esos factores que deberían estudiarse más profundamente en las Universidades. Llegué a una de las novelas más recientemente leídas, Noche y océano, tras escuchar una entrevista a su autora, Raquel Taranilla, en Hoy empieza todo II de Radio 3 (incido en que es la segunda parte la que merece la pena). Noche y océano, la novela de la que hoy nos hacemos eco con esta humilde reseña, ganó el Premio biblioteca breve de Seix Barral en 2019.


Beatriz Silva es una profesora universitaria especializada en sociología del ocio y del turismo. Se trata de una atípica profesora universitaria que vive en una casa de alquiler, amargada, sola. Un día la propietaria del mismo le comunica que un cinéfilo e investigador de la obra de Friedrich Wilhelm Murnau y más en concreto de Nosferatu y de Tabú, la película maldita que Murnau no vio estrenar. Quirós, entrará a vivir en la parte superior de la vivienda mientras su trabajo allí le retenga.

Portada de "Noche y océano", libro de Raquel Taranilla.



Con la llegada del nuevo inquilino, la protagonista empieza a sentir alteraciones importantes en su vida. Como si ese taciturno investigador perturbara el orden establecido en la casa. Quirós adoptará la vida de un gato, que aparece, desaparece, vive de noche, vive de día, pero que nunca dejará de ser escurridizo y misterioso.


A través de Silva, Raquel Taranilla diserta sobre el cine de Murnau, sobre Tabú, su película maldita, pero también sobre Nosferatu. La enfermiza obsesión de esta profesora minusvalorada le llevará a conocer y ofrecer datos sobre lo que hacían con sus vidas los personajes citados a la edad de 32 años. Algo muy divertido, en tanto en cuanto aparecen datos de lo más curiosos. Esta manía, o trastorno obsesivo compulsivo, virará, conforme avanza la novela, a detalles más lúgubres sobre el final de los días de los notorios seres humanos de los que se vale para construir esa oda al cine, a la cultura y al pensamiento que es Noche y océano.


El alarde de conocimiento sobre el cine, la cultura y el pensamiento de la primera mitad del siglo XX de Taranilla es apabullante. Beatriz Silva  imagina a Murnau, sigue los pasos, piensa qué ha podido moverle a grabar. Pero también cuenta la historia de las cintas, de la herencia del director.


Si me piden opinión sobre Noche y océano, la historia, como historia, tiene poco de novedoso. Hasta que el “viaje” comienza en la mente de la protagonista. Y este viaje es prodigioso, es una fantasía llena de amor por el cine, el arte y el pensamiento filosófico. 

Del argumento principal de la obra hay poco que destacar, pero la “novela” mental, el ensayo dentro de la novela, es excelso. 


El trabajo de documentación que hay detrás de Noche y océano es bárbaro, una exhibición de conocimientos expuestos a modo de delirios o reflexiones culturales y cinematográficas que, pasado el tiempo, dejan un poso de satisfacción en el lector. En cada reflexión, en cada dato, en cada anécdota, hay una investigación de muchas horas.


Y es que Taranilla no esconde su amor por intelectuales de la talla del húngaro Georg Lukács, en cuya vida se podrían encontrar similitudes con “el camino” que recorre una cinta como Nosferatu. Y es que el camino de la obra cumbre guarda similitudes con la vida y la carrera política de Lukács, desde que sale, hay una fiebre y puede acabar denostada o utilizada por sus herederos o líderes de opinión. Nota: la biografía de Lukács merece una lectura sosegada.


Otro de los personajes históricos utilizados por Taranilla es el cineasta documentalista Robert Flaherty. Uno de los grandes, que dirigió y produjo el primer documental de la historia del cine, Nanuk, el esquimal.


Pero no son los únicos, tiene críticas y palabras buenas hacia Saint-Exupéry, Pasolini y “Los jóvenes infelices”, Anaxágoras, Kubrick, muchos y variados, y la mayoría de ellos relacionados a la edad de 32 años con algún suceso. La propia Greta Garbo, impactada tras el accidente mortal que le costó la vida a Murnau, pidió quedarse con la máscara mortuoria del difunto y la tuvo en su escritorio durante años.


El amor al cine, el estudio concienzudo de la obra de Murnau, y de la historia alrededor de uno de los directores más importantes de comienzos del siglo pasado es digna de tesis doctoral, y no de cualquier tesis doctoral.


Este es un libro para cualquiera que ame al séptimo arte tanto como para empaparse de datos, de historias de herencias, de cintas que se destruyeron, de reconstrucciones incompletas, de cintas que aparecieron en recónditos lugares, como si de sueños que florecen en distintas partes del planeta se tratasen. 


Raquel Taranilla construye su particular Cinema paradiso haciéndose valer de una profesora maltratada por el sistema universitario español, necesitada de sueños y de motivación. Quirós encarna esa motivación, que acaba tornando en obsesión, un trabajo no apto para cualquier lector, pero muy recomendable. Una innovación literaria que es provocadora, que desata risas en mitad de una noche de lectura en tanto en cuanto en mitad de una maraña de datos históricos siempre cunde el sentido del humor más agudo.


Subyacen, en todo el trabajo de Taranilla, aspectos tan importantes como el anhelo por sumarse a un reto humano ajeno, la investigación, el proyecto de otro. Del mismo modo, como un artista puede generar movimientos que rozan el fanatismo religioso y mover a tanta gente, ser un artista de culto, como es el caso de Murnau, atrae a gente muy “fanática”. Entiéndase esta palabra, quien escribe esta reseña no tiene en el ánimo criticar la pasión investigadora por cualquier tema.



Los mitos, los ídolos, los personajes, la historia de la literatura, la historia del arte, como dijo Lukács y rescató la autora “tienen algo de proceso vivo y algo de fosa común”. Vuelve periódicamente a la vida siempre que haya un Quirós, una Raquel Taranilla, un aficionado o un lector dispuesto a darle esa vida extra.


La cultura es el viaje, y el “viaje” de Beatriz transcurre en su casa, se produce en su mente. Murnau, Tabú, los viajes de las cintas perdidas y halladas,todo ello se produce a miles de kilómetros. Pero el mensaje es claro: viajar es posible sin salir de casa, siempre que el viaje esté mediado por la cultura. Llámese cine clásico, libros, o como quieran.

Valoración: 7.5

Buenas noches y buena suerte.


FICHA TÉCNICA:

Autora: Raquel Taranilla.

Título: Noche y océano.

Editorial: Seix Barral.

Páginas: 424.


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