Patria, Reseña del libro de Fernando Aramburu.

En los últimos años pocos libros han tenido una repercusión mediática en el panorama literario español como Patria, de Fernando Aramburu. Publicado por Tusquets, lleva semanas encabezando las listas de libros más vendidos. Estamos ante una novela escrita para triunfar, mediática. Se podría decir que fue escrita en el momento oportuno en el lugar oportuno, vamos a intentar desvelar las luces y las sombras de Patria (ya que por muy vendido que sea el libro las tiene). Leí Patria en formato papel, libro tradicional vamos.

Como muchos de vosotros ya sabréis, el autor sitúa la trama en Euskadi, tras el anuncio de alto el fuego de la banda terrorista ETA. Aramburu presenta a dos familias, sin apellidos, “anónimas”, en los inicios amigas, ahora con todos sus puentes rotos. La razón: el terrorismo de ETA. El Txato fue asesinado a las puertas de su casa, tanto su viuda, Bittori, como sus hijos, Xabier y Nerea, viven una vida completamente diferente desde entonces. Señalados, marcados, desde hace años, el Txato resiste, se revuelve contra todo y contra todos pero mantiene en silencio todo lo que le está pasando. Se niega a abandonar su casa, aunque está sin amigos, tiene que cambiar sus hábitos y esconder el calvario que padece desde que recibe cartas de la banda terrorista en la que se le pide el pago del impuesto revolucionario.
En la otra parte, en el otro bando, aunque sin haberlo elegido, la familia de Joxian. Quien fuera íntimo del Txato, compañero de pedales, de partidas de cartas. Las dos familias son íntimas hasta que Joxe Mari va un paso más allá en el mundo abertzale y entra a formar parte de la banda terrorista ETA. Su madre, Miren, comenzará radicalizándose a medida que su hijo va alejándose de su familia. Sus dos hermanos también pasarán del miedo al alejamiento del más abertzale de ellos. Gorka, un tímido joven que aspira a ser escritor y habla muy bien el euskera, tendrá que alejarse de toda la familia huyendo de la sinrazón y el fanatismo. Su hermana, Arantxa, vive un infierno prostrada en una silla de ruedas tras padecer un ictus cuando ya estaba casada en un desdichado matrimonio.
El terrorismo provoca que las relaciones entre las dos familias se rompan. Joxe Mari huye para entrar en la banda, el Txato recibe cartas en silencio, envía a su hija a estudiar fuera del País Vasco. Cuando ETA declara el alto el fuego definitivo Bittori, la viuda del Txato, decide volver a su pueblo, y desata un efecto dominó que acaba por afectar a los miembros de ambas familias.
Personalmente, entiendo que abarcar en una sola novela todo lo vivido durante más de 40 años de terrorismo no es fácil. El mérito del autor es enorme. Ahora bien, entre eso y plasmar en una novela la vida de una especie de familia “Alcántara”, la de Cuéntame cómo pasó, hay un trecho: todo les pasa a ellos. Supongo que la vida en Euskadi durante muchos años no fue fácil, pero a veces el dramatismo al que se ve sometida la trama parece algo forzado. Todas las calamidades y sucesos inimaginables le suceden a dos familias.
La sensación global es que se trata de un libro concebido, escrito y lanzado para ser un best seller, y, a la vista de los resultados y las cifras, parece que el objetivo se logró. Lo siento, pero todo no puede suceder en una novela. Y una novela creíble no puede ser tan mainstream, discúlpenme el anglicismo. Como he dicho, lo peor, si hay que resaltar algo malo de Patria, es que a veces parece Cuéntame.
Claro está que yo no estuve en el País Vasco durante los años del terrorismo. Aún así, el autor parece identificar a muchos de los actores clave durante los años de terrorismo: el dueño de la Erriko Taberna que espía y trafica con información, el cura instigador (vaya papelón el de la iglesia católica como cómplice de los etarras), los guardias civiles, los compañeros de manifestación de Joxe Mari, las familias de presos de ETA… Pero se deja a otros, el retrato de la sociedad incluye a miembros de determinados partidos y no nombra para nada a los de otros, ¿por qué? No veo a asociaciones de víctimas, es más, se refleja a unas víctimas muy benévolas con sus verdugos, ¿es real en la mayoría de casos?
Además, para lo bueno y para lo malo, no se menciona directamente a nadie del PNV u otros grupos políticos. Y para colmo, el retrato de los miembros de ETA es un poco simplista, parecen brutos y bobos, ¿se ha buscado novelar y endulzar ciertos aspectos para agradar a la masa lectora o es que eran/ son así? La historia personal del autor me hace dudar de ello y, en su defensa, cabe decir que todo no cabe en una novela, no hay espacio.
Sin embargo, no escribo estas líneas solamente para soltarle palos a Fernando Aramburu por Patria. La novela se presenta con un estilo fresco, adictivo, con continuos vaivenes hacia el pasado para entender mejor la historia del drama vivido por todo un pueblo. Todo ello con un estilo y una prosa encomiables.
Es fascinante cómo se logra humanizar a todas las partes en un conflicto de más de 40 años, con rupturas de amistades y familias tan fuertes. No es fácil meterse en la piel de un asesino, de la madre de un asesino, narrar cómo cala la sinrazón en sus vidas. Pero tampoco es fácil hablar, a la vez, desde el punto de vista de la mujer de un asesinado y hacerlo tan magistralmente en la misma obra.
Otro de los puntos a favor de Aranburu es lograr armar un movimiento sincrónico entre todos los protagonistas, tanto hacia el futuro, según el tiempo narrativo, como hacia el pasado. Una auténtica virguería argumental a la que hay que sumar una prosa encomiable. Demasiado bueno para ser verdad, puede pensar alguien.
No quiero acabar sin contar que me llevo resistiendo a escribir esta reseña algunas semanas. Llevo trabajando en el borrador de esta entrada de Los Mundos más de dos semanas. Creo que, por los argumentos mencionados anteriormente a favor y en contra del libro, entenderéis mis motivos. No es fácil juzgar un trabajo de esta envergadura. He llegado a concluir que la novela es tan buena que es tentador exigirle más. Es como quien tiene un alumno con un expediente de 9,5 sobre 10 al que se le exige que alcance la nota media máxima. Sólo se me ha ocurrido esa explicación, o eso, o que soy un zoquete. En cualquiera de los dos casos, espero que Fernando Aranburu disculpe mi osadía. Valoración: 8.5.
Buenas noches y buena suerte.

PD: Para entender mejor el punto de vista de Fernando Aranburu os recomiendo esta entrevista realizada por Karina Sainz Bongo y publicada en Zenda Libros.

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