Música, sólo música, reseña del libro de Haruki Murakami y Seiji Ozawa.

 Dicen que la política hace extraños compañeros de cama. A la cultura se le puede aplicar el mismo axioma, y fruto de ello tenemos el libro que hoy visita Los Mundos de Josete: “Música, sólo música”, vamos con la crítica del libro de Haruki Murakami y Seiji Ozawa.

Música, sólo música se publicó primigeniamente en Japón en 2011 bajo el título Ozawa seiji-san to, ongaku ni tsuite hanashi o suru, llegó al mundo anglosajón, previa traducción al inglés, en noviembre de 2016 como Absolutely on Music: Conversations with Seiji Ozawa.  Tusquets lo publicó en España en 2020, casi 10 años después. Un poco más y se publica de un modo póstumo, teniendo en cuenta que Ozawa nació en 1935 y Murakami, más joven, en 1946.

Reseña de "Música, sólo música", libro de Haruki Murakami y Seiji Ozawa. Un libro de entrevistas deliciosas sobre música clásica.


Curiosidades aparte, el prólogo de la obra corre a cargo de un demoledor y filosófico Murakami, que lanza un mensaje que más bien podría ser parte de otro tipo de libros:

“A las personas creativas no les queda más remedio que ser arrogantes. Dicho así puede sonar arrogante, pero es un hecho indiscutrible. Los que siempre miran a su alrededor, que prefieren evitar problemas y no causar molestias a nadie, nunca podrán tener un trabajo creativo, sea cual sea. Para producir algo desde cero hace falta mantener una profunda concentración, un esfuerzo enorme. La mayoría de las veces esa concentración se logra en un lugar donde no cabe la armonía con los demás, un lugar que se puede calificar como dämonisch, demoniaco”.

Tras esta perla, Murakami sigue profundizando en un tema tan recurrente como espinoso: la dificultad de combinar vida social y ego creativo. Como prólogo arranca con una intensidad vigorosa, ¿quién da más?

Música, sólo música, algo más que entrevistas.

El libro es un compendio de entrevistas mantenidas entre los dos artistas, el escritor Haruki Murakami y el director Seiji Ozawa. Dos eminencias en sus respectivos campos que terminan por entablar una peculiar amistad con la excusa de unas conversaciones eminentemente musicales, pero también trascendentales.

La primera parte del libro comienza con una charla temática sobre el Concierto para piano y orquesta nº 3 en Do menor de Beethoven. Y al hilo de esta pieza tan emblemática surgen los nombres de Karajan y Gould. El primero de ellos maestro y mentor de Ozawa

También aparecerán los nombres de Brahms y Mahler, un compositor que unirá a los dos contertulios por la pasión compartida por el checo. La admiración o la comprensión de la música de los compositores marca la extensión y la vehemencia con la que Ozawa y Muraami dialogan.

Completan el elenco Bernstein, Serin, Saito, Munch, entre otros. Las grabaciones también se realizaron en diferentes escenarios y momentos del tiempo, ya que Murakami se llegó a desplazar a la Academia de Música Suiza de Seiji Ozawa para ver cómo trabajan las élites musicales en una especie de campus.

Murakami no sólo pregunta a Seiji Ozawa sobre música clásica y composición, también se plantean cuestiones más profundas, aunque dentro del ámbito musical, como es la distancia entre un director y un aficionado, o como pueda ser el coleccionismo de discos.

“La mayor parte de la gente que posee esas colecciones suele estar muy ocupado y apenas tiene tiempo para escuchar toda esa música.”

Seiji Ozawa

Fascina conocer los comienzos duros que tuvo el director japonés, cómo se las tuvo que ingeniar para sobrevivir con lo poco que cobraba incluso sustituyendo a Bernstein. Situación que se prolongó cuando Ozawa ya dio el salto como director titular en Toronto.

Ozawa exhibe su amplia cultura musical con comentarios sobre las similitudes a nivel instrumental entre Brahms y Beethoven, cómo Beethoven cambia en la 9ª sinfonía por contar con una orquestación más amplia. Murakami se muestra en algunas ocasiones a la altura, pero en otras debe recurrir a preguntar de nuevo.

Estos datos, a la mayoría de los lectores mortales con un nivel de afición por la música clásica básico o medio se nos escapan. Pero también es cierto que al hablar en muchas ocasiones durante el libro de estas diferencias entre años, grabaciones u orquestas, el lector curioso puede agenciarse estas grabaciones y hacer la comparativa por su cuenta. El streaming en este sentido puede ayudar a entender las dudas planteadas y las respuestas ofrecidas.

 

El debate musical está servido, instrumentos, tiempos, sonido, salas de conciertos, acogida de Ozawa en países extranjeros, mentores, músicos, giras. Todos estos elementos, y muchos más salen a relucir durante los diálogos.

Si bien es cierto que hay elementos de la conversación que son difíciles de trasladar, risas, silencios. El mérito de Murakami, si es que fue él, está en transcribir horas de cinta, seleccionar (entiendo que no estará todo) los fragmentos, tratar de expresar pausas, pensamientos, momentos tensos, sin ofender al maestro Ozawa

Todo conformado y escrito como si de una obra de teatro se tratase. Lo cual confiere de una peculiar estructura a este libro.

 

Música, sólo música es un libro para ser consumido en pequeñas dosis. Al menos esa es mi opinión. Mucha información, dos buenos conversadores, pasión por la música clásica. Fue un interesante ejercicio escuchar algunas de las piezas justo después de leer los fragmentos en los que hablaban de ella. No porque quiera dármelas de entendido, porque ni en 100 vidas lograría igualarme a Ozawa, y necesitaría más de 5 para alcanzar a Murakami, sino por escuchar, por conocer más, y saber de qué se está hablando.

Esta rara avis en la prolífica carrera de Haruki Murakami es un libro valiente, que no será entendido por todo el público y puede que no sea fácil de entender en algunos tramos para el común de los mortales. Sin embargo, aporta muchísima información sobre los entresijos de la dirección musical en las altas esferas: discográficas, directores, problemas de agenda con giras cargadas de conciertos, análisis de la música de los grandes y comparación entre grabaciones o maneras de interpretar.

Música, sólo música es un regalo cultural para lectores. Murakami no se exhibe como gran escritor, pero sí como melómano. Ozawa, por el contrario, se muestra como un director con una manera de entender la música clásica y todo lo que le rodea que deja lecciones aplicables a muchos otros ámbitos de la vida.

La recomendación de quien escribe estas líneas es que leáis el libro si os gusta la música clásica, si os gustan las entrevistas largas y profundas o si la cultura os apasiona, algo que es difícil que no ocurra si cumplís las dos primeras premisas. En mi caso leí este libro a pequeñas dosis, pero lo importante es asimilar y disfrutar de cada uno de los temas abordados por estos dos genios.

Un libro curioso que no está hecho para todo el mundo pero que seguro que os fascina. Valoración: 7.

Buenas noches y buena suerte.

Ficha técnica de Música sólo música:

Nº de páginas: 329

Editorial: Tusquets. Colección andanzas

Idioma: Castellano

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 978-84-9066-872-6

Año de edición: 2020

Plaza de edición: España

 

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