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2011, marzo, Varadero, Playa de Gandía. Un viernes como puede ser hoy, cuando Ariel Rot volverá a tocar en Valencia, en la Sala Wah Wah. Hoy no podremos estar allí, pero espero que la gente aproveche y disfrute del que seguro que es un conciertazo.arielrot

Esta canción ya pasó en 2011 por aquí, y hoy vuelve. Porque sigue siendo una canción que seguro que te alegra el día. Aunque hoy nos hayamos retrasado un pelín, las circunstancias manda, seguro que el estribillo de “Nena me enseñaste a amar” te lo sabes de memoria. Y espero que esa legión de fans de esta lista de andar por casa que se está formando se la aprenda y la tararee durante todo el finde. El tema se incluyó en “Sólo Rot”, su disco de 2010 que le llevó a recorrer el país en una gira en solitario.

Por cierto, por petición popular, y al final de la entrada (Emilio, haz el favor de leer hasta el final). Tenéis el vínculo a la lista oficial de Temazos para ganar la guerra que este nuestro blog mantiene con tanto ahínco.

El vídeo es de una de las múltiples visitas que Ariel Rot ha realizado a Valencia, en concreto de 2010, en la Sala Mirror, que ya no se llama así (Debe ser la sala que más cambia de nombre del planeta).

Si no es real no sirve, si no es real no sirve,

si no es real no sirve, no me pueden engañar,

desde que nena me enseñaste a amar.

Disfrutad de la lista “Temazos para ganar la guerra” en Spotify. Cada día la tendréis con las novedades actualizada:

Buenas noches y buena suerte.

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Hacía muchísimo tiempo que tenía pendiente la última parte de nuestro viaje a Argentina: la visita a la ciudad de Buenos Aires, la visita a la capital. Fue nuestra última etapa en el país, pero la disfrutamos muchísimo. Nos hospedamos en el hotel NH 9 de julio, con ubicación en la avenida homónima.

La primera mañana teníamos un tour contratado en una furgoneta por los lugares más emblemáticos de la ciudad. La verdad es que al principio nos pareció una idea extraña, pero luego no nos vino mal para situar la ciudad y ver qué hacer en los restantes días. Comenzamos por la 9 de julio, visitamos Palermo, con sus parques, las múltiples y lujosas embajadas y la plaza Sicilia, el lugar donde estuvo la casa de Evita, en cuyo lugar hay un parque con un monumento en su honor, puesto que la casa fue destruida por los militares durante la dictadura. También se puede contemplar la famosa Flor.

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La furgoneta nos condujo por la plaza Recoleta, uno de los lugares más con más encanto de la ciudad, por Borges, y por muchos otros motivos, como el cementerio. Volvimos a tomar la Avenida 9 de julio en sentido contrario, hacia la casa rosada. De camino pudimos ver el teatro nacional y el edificio con la cara de Evita. Allí comenzó nuestra lucha con el tráfico, que nos tendría media hora parados en el centro por una protesta, algo que por lo visto sucede a diario en el centro financiero de la capital bonaerense. Así que no nos dio tiempo a parar en la Casa Rosada, aunque la visitamos por la tarde, junto con la catedral metropolitana de la ciudad, donde se puede observar una Cheperudeta (para los no valencianos, una Virgen de los Desamparados), seguro que por influjo de la multitudinaria emigración valenciana a la ciudad en el siglo pasado, y la tumba del libertador San Martín.

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Desde allí atravesando San Telmo por una calle nos dirigimos a La Boca, uno de los barrios con más encanto, pero a su vez más conflictivos. La furgoneta realizó su entrada por el estadio de Boca: “La bombonera”, que como curiosidad, tiene la publicidad de Coca-cola en negro para no evocar a los colores del eterno rival, River Plate.

Desde allí nos trasladamos a la calle Caminito, una de las zonas más turísticas de Buenos Aires, con sus tradicionales conventillos, casas muy coloridas porque al construirse se utilizaron como materiales chapa de barco de entonces. El resultado, calles pintorescas con casas convertidas en auténticos lugares de culto al suvenir y el turisteo. Desde allí se puede observar el embarcadero primigenio de la ciudad, y que dio origen al barrio de marineros a principios del siglo pasado. Algunas de estas casas tienen en su parte superior pequeños museos que muestran las condiciones en las que vivían los habitantes del barrio cuando se creó. No es recomendable visitar el barrio más tarde de las 5 de la tarde, no quisimos comprobar la razón.

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Por la tarde, como hemos comentado, visitamos la zona de la Casa Rosada y la Catedral, y nos dimos un paseo observando costumbres y hábitos de los habitantes de la urbe. Esa noche, con una gran compañía (ventajas de tener familia en Buenos Aires), salimos a tomar una copa por Palermo, por la mítica plaza Serrano, oficialmente conocida como Plaza Julio Cortázar, con muchos bares y pubs para tomar una copa. Hay que probar el Fernet, una bebida típica de Argentina, aunque de origen italiano,  que se combina con cola u otras bebidas.

El día siguiente paseamos con la familia por Puerto Madero, una antigua zona portuaria de Buenos Aires, que fracasó por la poca profundidad, rehabilitada y convertida totalmente en la zona de moda: Edificios altos, buenos restaurants y algo muy importante en Buenos aires: zona de aparcamiento y seguridad (sólo tiene dos accesos controlados todo el día por la policía). Aquí Calatrava también coló la suya, nada muy original para los valencianos: un puente. ¡Y qué puente! La salvedad es que este puente es “Una pareja bailando tango”, adaptando el mensaje al lugar en el que se construye.

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Esa noche, como regalo de bodas de la familia argentina, fuimos a una cena espectáculo a una tanguería, El Querandí, de las auténticas. Nada de shows tipo flamenco para guiris, el local mantiene la esencia de las tanguerías de siempre. Con excelentes músicos al bandoneón, piano, violoncelo y violín, se interpretaban piezas sólo por los músicos, bailadas y cantadas. Impresionante la experiencia, quienes me conocéis sabéis que me encanta la música, así que podéis imaginar lo impactado y emocionado que quedé al ver semejante espectáculo. Lo que más nos impresionó fue un cantante mayor, unos 70 años, que cantó un tango sin micrófono, tan sobrecogedor que es difícil de imaginar si uno no lo presencia en directo. Me recordó a mi abuelo, que siempre ha contado que en Alicante él iba a escuchar a Machín, y que por aquel entonces las grandes estrellas no se hacían servir de altavoces ni micrófonos. Y de los bailarines qué decir, cautiva el arte, pero más me cautivó el despliegue físico necesario para bailar una pieza completa.

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Ya el día siguiente, en nuestra tercera jornada en Buenos Aires, dimos un largo paseo andando, más de una hora, por la 9 de julio y Palermo hasta llegar al MALBA, en palabras de varios bonaerenses, el mejor museo de la capital. El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires - Fundación Constantini (MALBA) impresiona tanto por su colección de arte moderno como por su arquitectura. El edificio fue diseñado por los arquitectos Atelman-Fourcade-Tapia y ampliado posteriormente bajo la dirección de Carlos Ott. Es una auténtica gozada, me dejó una sensación similar a la vivida al visitar el Guggenheim de Bilbao, uno no sabe si fijarse más en las obras o en la arquitectura, casi has de pedir perdón a las dos partes por no prestarles toda la atención que merecen. Como exposiciones itinerantes estaba “Bye bye American Pie”, con obras de importantes autores americanos de los últimos 40 años y que retrataba muy bien el cambio de la sociedad americana. Desde fotografías duras de los 70, con drogas por doquier, hasta una escultura de un cerdo gigante con la cara de George W. Bush. Además, visitamos la transgresora exposición de León Ferrari: Brailles y Relecturas de la Biblia, una exposición que advierte a su entrada de la posibilidad de herir sensibilidades religiosas. La exposición permanente del museo también es muy recomendable.

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La tarde de ese domingo la empleamos en pasear/sobrevivir al mercadillo de San Telmo. Una cita obligada los domingos por la tarde en la capital. Un mercadillo con antigüedades, artistas extraños, pintores, vendedores de chorradas, cantantes a viva voz en medio de la calle, bailarines sin música, puestos de comida. Algo tan excéntrico como transitado. Más de un kilómetro de calle por el que transcurre el espectáculo desde la calle defensa hasta el centro neurálgico de la ciudad puede costar de realizar una hora y media, sin exagerar.

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Esa noche volvimos a Puerto Madero a pasear y cenar (no os preocupéis que los detalles culinarios llegarán). La mañana siguiente, la última en el país, en la que se decidió la expropiación de YPF, acudimos acompañados de una amiga en viaje de estudios a uno de los lugares más impresionantes, culturalmente hablando, de la capital: El Ateneo Grand Splendid, conocido popularmente como El Ateneo. Un antiguo teatro reconvertido en librería/centro social donde uno puede sentarse a leer en la cafetería (situada sobre el antiguo escenario) con su refresco y dejar el libro en la estantería al salir, y lo mismo con los palcos. Miles de libros para comprar, regalar, leer o simplemente como pretexto para una conversación. Lugar de culto.

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Tras comer cerca de Recoletas, en la zona de Buenos Aires Design, entramos en el cementerio más famoso de Argentina, y puede que el más solemne de Suramérica. En él se pueden contemplar mausoleos francamente impresionantes, entre ellos el de la familia Duarte o el del ingeniero Vélez-Sarsfield, que dio nombre al equipo de fútbol y que fue ministro.

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Y ya desde aquí partimos al hotel y hacia el aeropuerto. No se me olvida que nos quedan historias culinarias por contar(El Calafate, Ushuaia y Buenos Aires), pero eso será en otra ocasión. Por hoy ya está bien la cosa.

Buenas Noches y Buena Suerte.

Tras varios capítulos por maravillosos lugares de la geografía argentina el viaje llegó a lo más extremo de la geografía del país: Ushuaia, la ciudad más al sur del planeta, o es lo que venden. La visita a Tierra del Fuego fue corta pero bastante interesante.
Llegamos de noche, a última hora. Planificamos nuestra visita en un día, el 2º día en la ciudad era el de nuestra partida hacia Buenos Aires y era un viaje largo, por lo que tuvimos que apretar nuestra visita en una jornada.
En esa única jornada realizamos dos excursiones de medio día. La primera de ellas fue partiendo desde la localidad fueguina hasta el tren del fin del mundo, el tren que trasladaba a los presos desde el presidio homónimo hasta el lugar donde se producía la tala de árboles. El paisaje es precioso, máxime si tenemos en cuenta la alternancia de zonas taladas con los contrastes de verde y tonos marrones en el arbolado. El tren, que funciona a vapor como los de antaño, está restaurado y cubierto, ya que el que trasladaba a los presos no tenía cubierta, hace un recorrido por la zona del parque nacional.
Ushuaia. Tren del fin del mundo.Cascada Ushuaia. Tren del fin del mundo. paradaPaisaje otoñal Ushuaia, Argentina



En esta visita conocimos y entablamos amistad con unos encantadores ancianos, él cirujano de 81 años y bonaerense, Silvio, y su mujer, Mary. Silvio se enfadó porque normalmente, a lo largo y ancho de sus viajes, lleva un magnetofón, graba sus notas y luego hace libros adjuntando sus fotografías y vivencias. Esta vez, la primera que visitaban Ushuaia, se lo dejó. Servidor tomó notas con un pequeño cuaderno, y al verme le entró el gusanillo, pues bien, Silvio me pedía permiso para quedarse, arrancar una hoja de la libretilla y copiar mis notas. Así entablamos una amistad muy buena, y me fue dando instrucciones para el matrimonio, intercaladas con alardes de memoria. Nos despedimos entre abrazos, como si de un tío se tratase.

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Desde el la estación final del tren el autobús nos trasladó por una zona de vegetación frondosa pero poco sustrato, como prueba de ello, nos cayó un árbol en mitad del camino que unos operarios estaban despejando. Llegamos a la bahía Pataia, final de la ruta nº3, que baja por la panamericana desde Alaska.
DSCF1681Locomotora tren del fin del mundo. UshuaiaDSCF1722Mapa UshuaiaBahia La Pataia. Tierra del fuego, Ushuaia, ArgentinaFinal de la Ruta 3. UshuaiaDSCF1805

Desde allí volvimos a Ushuaia a comer, puesto que el catamarán que nos iba a llevar a la excursión vespertina. En ella avistamos cormoranes y leones marinos, de distintos tipos, y llegamos al faro final, que no es el del fin del mundo que narra Julio Verne. Como siempre, nada mejor que ver las fotografías de estos simpáticos animales. A la altura del faro se giró el viento del suroeste, el más duro que sopla en la zona, y el catamarán tuvo que volver arrimado a la costa.
Cormoranes. Ushuaia (Argentina), Tierra de fuegoCormoranes. Ushuaia (Argentina)León marino Ushuaia (Argentina)Leones marinos Ushuaia (Argentina)DSCF1916DSCF1972Faro del fin del mundo. Ushuaia, ArgentinaIsla del Faro del fin del mundo. Ushuaia, ArgentinaFaro del fin del mundo y Bandera Argentina. Ushuaia, ArgentinaFaro del fin del mundo. Ushuaia, Argentina
Una excursión recomendable, tantos si os gustan, como si no os gustan tanto este tipo de animales. La excursión matinal también muy recomendable. En resumen, Ushuaia, si tenéis tiempo, es una visita ideal, además de la carga emocional que tiene estar en una ciudad tan al sur, capital de las Malvinas y con tanta historia con los presos y su colonización inicial.
Buenas Noches y Buena Suerte.