Escuela de Asesinos.

Armas, instituto americano y adolescentes, cóctel dramático, película dura pero real. Este podría ser perfectamente el resumen de Escuela de asesinos (Bang bang you’re dead, 2002). Dirigida por Guy Ferland, protagonizada por Tom Cavanagh y Ben Foster.
Estamos ante un drama sobre Trevor, un joven que intentó volar al equipo de fútbol americano, vuelve tras el verano al instituto, rechazado por todos los grupos. Política de tolerancia cero frente a la violencia, frente a las armas en los institutos, policías, detectores…
Es una historia de acoso, de valentía, la de su profesor, que confía en él y le da un papel en una obra de teatro. Mientras Trevor sufre los estigmas de los prejuicios, la exclusión, hay guerra de bandas, armas, profesores que marginan y el cóctel se vuelve explosivo, irrefrenable. Los propios padres dejan de creer en su hijo, que se deja captar por los Trogs, la banda más rebelde y peligrosa.
Es un film en ocasiones agobiante, pero el papelón del actor principal, de su profesor, la conjunción con la obra de teatro que ensayan: Bang bang estás muerto. La suma de factores varios convierten la historia en dura, durísima, real. En una reflexión sobre la violencia, sobre las aulas, sobre las armas, y sobre cómo educamos a una juventud capaz de llegar a extremos insospechados, sin oportunidades de cambio. Es una película que recomiendo a todos, sobretodo a aquellos que os dedicáis a la educación, yo no sé mucho de pedagogía, pero es formidable la película, no desde el punto de vista del cine, sí desde su historia. Valoración: 8.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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